FRENTE A FRENTE

miércoles, 20 de agosto de 2008

Un recuerdo para Camilo





Uruguay - Mensajes e imágenes!



Ayer falleció lamentablemente mi sobrino Camilo, era un niño muy pequeño, que todavía no sabia nada de la vida, solo conocía el juego.
Nunca olvidare el momento que llegamos a la casa de su madre, luego del velatorio y uno de sus tíos traía a su hermano, el cual no había asistido a todo el proceso anterior.
El entro a su casa y a los pocos minutos tomo su bicicleta y partió. No sabia nada, ellos solo conocen lo que es el juego y viven de una forma diferente que nosotros estas circunstancias.
En toda esta historia, no existen responsables directos, pero si de la negligencia de varios mayores.
Diferencias familiares, padres que no toman conciencia de la responsabilidad de lo que sufren los chicos, al verlos separados. Abuelos que no aceptan el ingreso de seres diferentes a ellos. Madres y padres que priorizan tareas laborales.
Pero sobre todo, lo mas importante,son los profesionales, los médicos que han perdido el amor a la medicina. Seres humanos que no se toman la profesión en serio.
El médico que se enfrenta a estas situaciones ha de decidir qué debe hacer y cuál es la acción más beneficiosa para el paciente. Y aquí comienzan los problemas derivados del empleo de la tecnología, un uso que hasta no hace mucho tiempo ha seguido el patrón de lo que puede denominarse el "imperativo tecnológico". En este contexto, cabe hablar con propiedad de un imperativo tecnológico como superación y alternativa al viejo imperativo ético que se pregunta si todo lo que es factible y puede ser hecho, debe ser llevado a cabo. En primer lugar, la medicina, como toda ciencia aplicada, se basa en la lógica de la probabilidad y no en la de la certeza, y esto significa que en la toma de decisiones técnicas se debe disminuir al máximo el nivel de incertidumbre, pero nunca podrá ser eliminada del todo. Los clínicos suelen pensar que la certeza es una condición irrenunciable cuando está en juego la vida de las personas, y actúan en consecuencia. Este es un error lógico de incalculables consecuencias éticas, ya que las decisiones médicas son siempre decisiones probables. Es obvio que cuando hablamos de vida o muerte, como es el caso del uso de medios de soporte vital, tenemos la obligación moral de reducir la incertidumbre al mínimo y de acotar al máximo el intervalo de confianza que permita afirmar la probable futilidad de un tratamiento en función de los riesgos y beneficios esperados de su aplicación a un paciente concreto, pero no será posible obtener certeza absoluta. Tengo la impresión que todo lo que se podría haber hecho con Camilo no se hizo. No por parte de sus familiares, sino de los medicos, que se dejaron estar, y no le dieron la atencion suficiente.
El imperativo tecnológico presupone una certeza inexistente, y si esperamos a que eso ocurra caeremos, sin duda, en el ensañamiento terapéutico.
En segundo lugar se dice que el uso de la técnica es siempre bueno, afirmación que dista mucho de estar clara. En filosofía moral la palabra bueno puede utilizarse en sentidos diferentes. Algo puede ser bueno en sí mismo (imperativo categórico), o bueno como medio para algo (imperativo hipotético).
Si se afirma que mantener los medios de soporte vital es algo bueno en sí mismo es, suponemos, porque permite mantener otros valores, en este caso el valor de la vida biológica, que contemplado desde esta perspectiva se entiende como un bien "absoluto". Ciertamente la vida es uno de los bienes más importantes, pero no es el único ni tiene carácter absoluto, y puede entrar en conflicto con otros valores no menos importantes, como la libertad de conciencia, o la calidad que cada uno puede asumir en su propia vida.
Mi querido Camilo, aquí te recordaremos con todo el cariño que supiste ganar en el poco tiempo que estuviste con nosotros. chau tu tío Aldo

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